Patricio Garino contó cómo se vive la principal liga de básquetbol del mundo desde adentro y también opinó sobre el presente de Unión en el Federal.
-¿Es cierto que la convivencia de equipo es más egoísta o más fría en la NBA?
-No sé si egoísta, pero sí más fría, y eso de alguna manera me sorprendió. Por ejemplo en los viajes no es como acá, que el equipo va para todos lados. A desayunar, a almorzar. Allá, cuando llegás a la ciudad en donde hay que jugar, te dan plata y te dicen mañana entrenamos. El colectivo sale a las 10 para la cancha. Y cada uno hace la suya. Podés ir a comer a un restaurante, en el hotel o ir a la casa de un amigo. Nadie te dice nada. No se lo ve al plantel trasladándose junto para ir a comer, por ejemplo. Entonces se notaba la diferencia entre los jugadores americanos y los internacionales, quienes sí a lo mejor salíamos tres o cuatro en grupo a cenar, aunque tampoco era una norma. A veces nos quedábamos solos. Hay como una distancia pero a la vez impresiona cómo a la hora de jugar hay una química espectacular. Son tan profesionales que saben que pueden hacer lo que quieran afuera, pero una vez que entran a la cancha son todos parte de un equipo. Por supuesto que hay excepciones, como en todos lados. Pero me sorprendió la construcción de esa química tan efectiva y tan rápida sólo dentro de la cancha.
-Esa especie de libertad da un margen como para poder salir de joda, aunque no suceda muy seguido…
-Y cuando pasa no hay problema. A ellos no les importa lo que hagas con tu vida. Si estás bien físicamente y rendís dentro de la cancha, podés hacer lo que querés.
-En ese sentido hay un contraste grande con la vida universitaria…
-Sí, cambia mucho porque en la Universidad siempre teníamos alguien cerca nuestro diciéndonos qué hacer, cuándo, dónde. A pesar de que teníamos cierta libertad, siempre teníamos alguien que nos vigilaba o nos cuidaba. Y si te mandabas una macana, alguien siempre te veía. En la NBA hay muchos jugadores con un tremendo potencial que fracasan porque no saben controlar esa libertad, aunque son casos muy puntuales. La mayoría de los jugadores somos conscientes de que esto es un trabajo profesional al fin y al cabo. Aunque todos lo disfrutamos y nos divertimos como si tuviéramos diez años, es tu fuente de trabajo, tenés que cuidar tu cuerpo de la mejor manera y estar siempre al 100% adentro de la cancha. Tal vez no tengas gente alrededor tuyo diciéndote qué podés comer pero uno ya sabe qué hacer. Cuándo ir a dormir, cuánto tiempo descansar, si tenés que hacer kinesiología, recuperación, etc. Eso ya está muy claro y las franquicias saben si a una persona le gusta mucho la joda o no le gusta entrenar. No te dicen nada, pero a las dos semanas te mandan a tu casa.
-Antes de irte a la NBA habías dicho que tu contacto con la Generación Dorada te había cambiado hábitos de tu alimentación y que seguías una dieta que te había recomendado Luis Scola, completamente sin harinas. ¿Eso rompe el mito de las pastas antes de un partido?
-Yo no como pastas desde hace ya dos años. Ni harina, ni lácteos, nada de queso, nada de papa. Tal vez en el pasado no nos dábamos cuenta, pero la fuente de energía no viene solamente de las pastas, sino de un montón de cosas. Los carbohidratos no están únicamente en las pastas. Hay muchas otras comidas que los aportan y quizás no lo sabíamos: la palta, las almendras, las nueces. Esa energía de carbohidratos sanos se puede adquirir de otra manera. Me di cuenta que desde que empecé esta dieta, sin comer pastas, ahora tengo más energía que antes. Levantarme a las 8 de la mañana era un sacrificio, estaba cansado, de mal humor. Hoy, cuando tengo un día libre y en teoría puedo dormir hasta más tarde, me despierto a las 8 y me tengo que levantar porque no necesito dormir más y me siento con energía. Esta dieta ha sido fenomenal. Te deshincha, perdés la grasa innecesaria. Ese cambio en mi cuerpo fue fundamental.
-Otro mito que circula es que en la NBA no hay control antidoping y vale todo. ¿Es tan así?
-A mí, en el segundo partido que jugué me hicieron un control antidoping. No sé lo que buscarán. A nosotros, los preparadores físicos nos dan suplementos pero yo tomé proteínas y vitaminas, nada raro. Es más, yo pregunté y me dijeron que algunas cosas no se pueden tomar, incluso algunos antibióticos, porque si te toca un control, te da positivo.
-¿El control lo hace la franquicia o la organización de la NBA?
-Lo hace la NBA y es aleatorio. Aún si yo estoy en Mar del Plata me pueden hacer un control. Creo que son tres durante la temporada y cuatro en pretemporada. Constantemente están buscando combatir sustancias prohibidas. Yo hace poco que estoy, pero no he visto jugadores consumiendo cosas raras. Hoy en día ya tampoco se usa el cuerpo gigante que se veía antes. Sólo hay un par de privilegiados por su genética, como LeBron James, Dwight Howard o algún otro. Ahora son todos más flacos, atléticos, ágiles, veloces y no con tanta fuerza.
Garino junto a los periodistas de LA CAPITAL. Se mostró cerebral y respondió siempre con altura.
-¿Sos de mirar mucho básquet?
En realidad no. Si le preguntan a mis viejos, ellos van a certificar que entrabas a mi casa y nunca ibas a ver un partido de básquet en la televisión, aunque desde que estoy en la selección miro bastante más.
-Forma parte de tu trabajo…
-Exacto. No lo miro como un fanático, sino para aprender cosas puntuales. No es fácil mirar NBA. Son partidos muy largos y los comienzos a veces son bastante lentos. Me estoy acostumbrando. Gracias a Dios, con la tecnología se pueden ver jugadas específicas por internet y evitás tener que ver un partido entero. No podría. Me aburro. Hasta viéndolo en vivo, en San Antonio, con mis padres. En el segundo tiempo estaba que me dormía y ellos no lo podían creer. Hay programas específicos, software para ver todas las jugadas de cada jugador. Eso es lo que hago. Estudio el básquet más que mirar los partidos.
-¿Tenés un candidato para ganar el anillo este año?
-No tengo un candidato, pero creo que hoy en día es imposible ganarle a Golden State Warriors. Y supongo que la final va a ser con Cleveland Cavaliers, que va a depender de LeBron y de que Kyrie Irving no se rompa. Pero los Warriors tienen un banco muy largo y pueden disimular algunas eventuales ausencias porque mantienen una intensidad tremenda. En una serie a siete partidos será muy difícil ganarle. Estén o no completos tienen muchos recambios y además meten muchísimos triples.
Siempre cerca de Unión
-¿Tenés tiempo de seguir lo que pasa con Unión?
-Mucho tiempo y de hecho lo hago. Creo que por ser la primera campaña en un torneo profesional como el Federal, es un orgullo todo lo realizado por el club. Empezaron de menor a mayor. Se notó que fue el primer torneo de esa naturaleza para el club, para el Gallego (Norberto De Paz) y para muchos jugadores y costó la transición. Pero en la segunda etapa, después del receso, se dieron cuenta de los beneficios de entrenar todos los días, de escuchar al entrenador y confiar en ellos mismos. Demostraron estar a la altura del torneo. Fue una lástima que no hayan podido avanzar en los play-offs luego de estar tan cerca de superar la primera ronda. Espero que tomen todo lo aprendido este año para mejorar el próximo.
-El equipo estaba jugando el play-offs con Escobar al mismo tiempo que vos llegabas a Orlando. ¿Te hiciste el tiempo para verlo igual?
-Sí, claro. No pude ver el quinto porque tuvimos partido con Orlando. El cuarto lo vi completo. En realidad, cuando fuimos a suplementario, apagué la computadora y me fui. Pero estuve muy encima. Gracias a Dios la página web del Torneo Federal es muy buena y permite ver todos los juegos.